Supongo que todo comenzó con la idea de dibujar en el aire. O tal vez antes, con el propósito de explorar los límites del dibujo, de averiguar hasta dónde se puede llegar dibujando, de señalar dónde está la frontera más allá de la cual una obra no podía seguir considerándose “un dibujo”.
Porque, ¿qué define una obra como “dibujo”?: ¿el trazo?, ¿el material?, ¿el soporte?, ¿la bidimensionalidad?
Mi hipótesis y punto de partida es considerar que, independientemente del material con el que esté realizada y del soporte sobre el que se asiente, una línea es un dibujo. Tras el punto, el dibujo más simple que se pueda imaginar. Pero si siempre hemos considerado cualquier dibujo como bidimensional no es porque esta sea una condición indispensable para catalogar una obra como "un dibujo", sino porque siempre se han utilizado soportes bidimensionales para realizarlos, y eso ha condicionado el aspecto de la obra final. Es imposible hacer una obra con tres dimensiones si el soporte solo tiene dos.
Con el paso del tiempo, mis intervenciones han ido evolucionando en sus aspectos conceptuales y formales. Por aspectos formales me refiero no solo a un cambio hacia trazos más simples, más geométricos, en los que la repetición de elementos se ha convertido en algo esencial, sino -y sobre todo- a un cambio en el material con el que los ejecuto. El cordón de algodón con el que realizaba las primeras obras ha sido reemplazado por lana de una manera definitiva. La estela que la lana deja en el aire es semejante a la que deja un lápiz blando sobre un papel granulado, con esas pequeñas irregularidades que solo se pueden apreciar observándola de cerca. Esto se ajusta a mi idea original de “dibujar en el espacio”. En el aire, solo puedo dibujar con lápiz usando lana.
El segundo aspecto evolutivo en mi obra es más profundo. Consiste en considerar el espacio no como un mero soporte sino como un volumen moldeable, como un nuevo material que se puede plegar, cortar, surcar o acotar. En cierto modo concepto y soporte han invertido su cometido, siendo ahora el espacio el esencial material de la obra y las líneas de lana su soporte. Ya no dibujo “en el espacio”, sino que dibujo “con el espacio”.